En el segundo capítulo de Estudio en escarlata,
Watson cuenta cómo fue su primer encuentro con Sherlock Holmes y cómo
terminaron compartiendo piso en el famoso 221B de Baker Street. Curiosamente,
en la vida real esa dirección no existía cuando Conan Doyle escribió la
historia. De hecho, Baker Street solo llegaba hasta el número 85 en aquel
entonces. Aun así, la gente en Londres estaba tan convencida de que era real
que con el tiempo se terminó aceptando, e incluso hoy en día hay un museo
dedicado a Holmes en esa dirección.
Volviendo al libro, cuando Watson y Holmes fueron a
ver las habitaciones, les parecieron perfectas, y como entre los dos podían
costearlas sin problema, cerraron el trato ese mismo día. Una vez instalados,
Watson comenzó a notar lo peculiar que era vivir con Holmes. Al principio pensó
que tenía insomnio, pero en realidad, lo que pasaba es que se quedaba despierto
analizando pistas o experimentando cuando estaba a punto de descubrir algo. En
este capítulo se nota bastante que Holmes tiene ciertos rasgos
obsesivo-compulsivos, sobre todo porque se obsesiona con los detalles que
realmente le importan y deja de lado todo lo que considera irrelevante. Su
forma de pensar es extremadamente analítica, pero dentro de su propio sistema
de prioridades: todo lo que no le sirve lo desecha inmediatamente.
Esto se recalca bastante, Watson notaba que iba y venía
del apartamento, este comportamiento era extraño para el, pues nunca había
visto o conocido a alguien así a pesar de eso aun no sabia a que se dedicaba su
compañero, notaba que tenía mucha energía, sin embargo seguimos hablando de una
persona mortal, pues este le provoco un estrés crónico por no darle un descanso
adecuado a su mente y a su físico en si porque como Watson menciona que pasa
días enteros sin moverse del sofá o casi sin mover un musculo es porque hizo un
desgaste extremo a todo su ser, pero por la narrativa el autor nos da entender
que es un humano con sus propios limites y vaya que los explota hasta el borde,
en la vida real un desgaste como este podría llevarse a la fatiga crónica,
estrés, ansiedad, y desconexión emocional.
Luego después de ese suceso interactuando mas con
Sherlock, Watson se quedó impresionado que carecía de ciertos conocimientos,
personajes como Tomas Carlyle que era un historiador, filosofo, escoses, no tenía
ni idea de quien era el, y mientras se daba el tema menciono sobre la teoría Copérnico
y la composición del sistema solar, por educación Holmes si lo escucho pero
reitero en olvidarlo, es decir, que le era tan inútil, como hacer nadar un pez,
por supuesto que a Watson se quedo con los ojos a cuadros después de escuchar
eso, pues claro quien no, rápidamente le menciono un ejemplo muy sencillo para
entender como funciona su mente al compararlo con un ático vacío, en el que hay
que meter exclusivamente muebles del su gusto, pero si lo empieza acumular con
madera por ejemplo el espacio estará tan amontonado que para los conocimientos
útiles se encontraran enterrados.
Watson no comprendía como una persona que parecía ser
muy intelectual, desechaba el progreso de la humanidad, a solo con los
conocimientos de su gusto y admitió que si es bueno en lo que hace pero no sabe
con que fin, al cabo de unas semanas, una mañana en que Watson estaba
desayunando vio un periódico al borde de la mesa con una cita de un artículo, el
libro de la vida solo contaba el
autor que el análisis y el fijarse en los mínimos detalles y tener cierto
conocimiento de los entornos y locación (o al menos asi me lo dio entender el
texto).
Esto hizo que Watson le transmitiera pura falacia,
como si alguien pudiera saber las características de un individuo o su
procedencia a partir de algún detalle en concreto, ya sea por su vestimenta o
su forma de hablar. En otro fragmento del capítulo mencionan a otros autores y
sus respectivos personajes ficticios, que vendrían siendo Edgar Allan Poe (C.
Auguste Dupin) y Émile Gaboriau (Monsieur Lecoq). Watson pensó que compararlo
con esos personajes ficticios lo haría sentirse elogiado, pero estaba tan
equivocado como alguien que confía en la batería del celular al 1%, pues
menospreciaba a estos personajes. Algo curioso es que Arthur no tenía nada en
contra de estos autores, que eran antecesores de Sherlock, pues él quería
recalcar que su obra, en cuestión de estudio analítico, científico y lógico,
era superior a la de aquellos personajes ficticios. Cosa que Sherlock menospreciaba en lo absoluto, estoy seguro de que si él existiera en la vida
real, mantendría esa mentalidad de menosprecio.
Ya finalizando el capítulo, demuestra su afirmación de
que su método científico, lógico y analítico era sumamente superior cuando un
caballero estaba buscando, al parecer, el apartamento de Holmes y Watson. Como
es lógico e impulsivo, Holmes no pierde el tiempo y rápidamente menciona que es
un sargento retirado de la marina, lo cual revela a Watson que es de ordenanza
(asistente o sirviente), según lo dictado por el mismo individuo. En un
arrebato de euforia y cortesía, le preguntó si se dedicaba a otra cosa antes de
prestar ese servicio, y con una pose militar le dijo que era sargento de
infantería ligera de la Marina Real.